Ritual de cambio de nombre Noviembre 2016 - Transpalette, Bourges, Francia. [print_gllr id=108]  

Implantación de chip

[lire en français]

 

Ritual de cambio de nombre
Noviembre 2016 – Transpalette, Bourges, Francia.

 

Texto completo del video

Hay algo de fascinación cuando me acerco el teléfono con la aplicación NFC Tools abierta y aparece el mensaje NFC tag detected. La máquina me reafirma sobre la realidad de mi proceso de transición antes de que los humanos estén en capacidad de hacerlo. Para ella, mi género es ISO 14443-3A y mis tecnologías disponibles son: NfcA, MifareUltralight y Ndef. Mi número de serie es 04:FA:10:12:FF:38:84. No estoy (por el momento) protegida por contraseña. Mi (pequeña) memoria es de 868 bytes. Las transferencias de escritura/lectura y de alimentación se realizan en la frecuencia de 15,36 MHz y a una distancia menor de 5 cm. NFC (Near Field Communication – Comunicación en Campo Cercano) es el acrónimo de esta tecnología inalámbrica que permite a las máquinas reconocerse por radiofrecuencia entre ellas. Es una tecnología destinada a la identificación (RFID – Radio Frequency ID) e integrada en los últimos modelos de smartphones, tarjetas de crédito y de transporte. En resumen, una tecnología que se ocupa solo de saber que tu eres tu, y en el mismo movimiento, te conforta en la idea de que efectivamente este es el caso. Cada chip electrónico basado en esta tecnología tiene un número de identificación único, no se puede cambiar ni borrar. Al menos en teoría.
Tener implantada una versión libre, no detectable y de mas capacidad permite considerar esta tecnología para usos imprevistos, no normalizados. Transformar una tecnología de identificación en una tecnología post-identitaria utilizada para hackear lo que se llama ser humano.

Pero por qué comenzar un proceso de transición humano>planta por la implantación de un chip RFID del tamaño de un grano de arroz basmati? Un chip de 2x12mm. encapsulado en cristal biocompatible situado entre la piel y el músculo del triángulo formado por los huesos metacarpianos de los dedos índice y pulgar de la mano izquierda. Un lugar elegido por su facilidad de acceso y destreza, y el bajo riesgo de dañar nervios radiales y medianos, vasos sanguíneos, tendones o vainas sinoviales. También un lugar lleno de tejido blando que ayuda a absorber los impactos y que se encuentra a una distancia razonable del hueso contra el cual podría chocar al chip y romper la cápsula de cristal. En las seis semanas siguientes a la implantación, el chip ha migrado un poco más de la mitad de un centímetro hasta el vértice del triángulo formado por los dos huesos. Pero todavía le queda una buena distancia de puntos críticos y no debería moverse mas, estando ahora envuelto en colágeno que el organismo ha generado para aislarlo, al no poder expulsarlo. Colágeno cuya formación aceleré, en teoría, tomando comprimidos prenatales durante el primer mes. Lista para dar a luz a un pequeño monstruo verde.

Mi proceso de transición aspira a que se reconozca socialmente la pérdida de mi condición de humana y la adopción de un nuevo nombre. Las probabilidades de que este cambio sea aceptado por el Registro Civil parecen acercarse exponencialmente a la nada. Y no estoy segura de querer ser cobaya de psiquiatras deseosos de verificar si me siento como una planta atrapada en un cuerpo humano y de que inventen un trastorno de disforia de reino, o bien si mi voluntad fotosintética no es una manifestación extrema de una anorexia reprimida, o si mi admiración por el silencio vegetal es la evidencia de una tendencia complotista y asocial. Ser reconocida por dispositivos NFC es entonces el primer paso para ser reconocido por los humanos en mi proceso de transición. Un nuevo documento de identidad se implantó en mi cuerpo y controlo sus datos. Pero es sobre todo que parece que por devenir planta hay que bajar escalón por escalón la pirámide biológica, el gran circo de la jerarquía de las diferentes formas de vida.

En agosto estábamos viviendo en casa de Helen, en La Floresta, y cuando volvimos de Barcelona, después de la implantación del chip, la sensación de que el proceso TransPlant había comenzado fue intensa. Cruzando el umbral de la puerta sonreí, pensando que yo era la segunda chipeada de la casa, después de Pepe, que lo había hecho con su veterinario algunos años atrás. En el momento de escribir estas líneas, estamos en Bourges en casa de Erik y Mamita y aquí, también, Kbull y Égonne me han adelantado en este devenir cyborg. Los primeros chips RFID han sido testeados en un ratón una veintena de años atrás y su uso se generalizó para la identificación de ganado y especies de compañía (y sus dueños humanos). El primer cyborg fue un ratón desarrollado en un laboratorio en los años 60 en el contexto de la carrera al espacio. El devenir cyborg es ante todo un devenir animal, les disguste a los trans-humanistas y a sus sueños de mejora de la especie humana mediante la fusión con la tecnología. Soy un perro. O más bien una perra.

Basicamente no confundir el Manifiesto Cyborg de Haraway con el Manifiesto Terminator de Hollywood. Mi voluntad no es la de devenir mas humana sino menos humana. No es realmente un deseo de devenir planta si no de una hibridación con lo vegetal, de devenir con. De transitar juntas. Making kin. Not babies.